martes, 23 de agosto de 2011

Quemar



- Mientras la tomo y la preparo, siento que es momento de irme a un lugar apartado,
no niego que me tiemblan un pocos las manos.
Ya pasó el instante y han pasado unos minutos, creo que ya han pasado horas, no existe el tiempo ni las intensidades, todo se hace un vaivén equilibrado.
La midriasis es evidente, y un poco de sudor se expele de mi interior,
otra bocanada para subir hasta un plano kármico.

Todo me parece correcto, es más, la felicidad es objetivamente subjetiva,
taquicardia es lo que viene... pero es casi imperceptible,
Vida plena, enormemente hermosa... no temo a nada , y sin embargo le temo a todo
no creo en las formas desastrozas, pero creo en el desastre.
No sé qué estoy mirando, a lo mejor no miro nada...
podría ser hacia adelante a lo que uno teme
o las repercusiones de las acciones, es lo que podría aborrecer,
Este lugar no me pertenece, pero me tengo a mi...
Tengo teñidos de sangre los ojos , y se ven un poco disminuídos,
ellos comentan de manera austera que me siento bien, que tengo paz.
No hay prisa, no hay prisa de hacer cosas, siento hasta la punta de mi pelo.
Lo que aprendí ya no es cierto,
mis ideas se refugian personalmente y no hay ser más grande que yo...
Mis oídos me susurran silencio y ensimismada espero a dormirme...
una vez más dormir y soñar... ir algún lugar en dónde nadie ha podido llegar.
Sólo yo, el Sol, la Luna y el Mar.


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